"Fue a los 17 años, escuchando la voz inconfundible de mi padre, el gran Chango Nieto, cuando sentí la llamada ineludible de la música. Aquel eco familiar, arraigado en la tradición y la tierra salteña, encendió la chispa de lo que hoy es mi propósito: fusionar la riqueza ancestral de Argentina con la potencia del presente.

Mi camino es una búsqueda constante de la autenticidad, una danza entre la historia, la naturaleza y la expresión más íntima del ser. Es un viaje de transformación, de conexión con el Quechua-Inca y la esencia de nuestra tierra, llevando un legado que resuena con cada nota."